Estoy seguro de que no soy la única persona en este mundo que vive con el miedo de que le estén robando Wi-Fi o de que alguien acceda a mi red y en consecuencia a los datos que recibo y envío desde mis dispositivos. Es más, si te ha pasado y lo has podido comprobar, la sensación es peor. ¿Añades una contraseña más larga y compleja? ¿Cambias cada cierto tiempo la contraseña? ¿Bloqueas el acceso por IP?… Hay soluciones, pero ninguna tan sencilla como Fingbox.