Apple hace sus Mac cada vez más delgados y ligeros, incluso los sobremesa con la lógica excepción del iMac Pro. Y con cada esfuerzo invertido en aligerar y adelgazar los Mac, también hay el complicado proceso de optimizar el rendimiento de los procesadores que Intel aporta.
Eso hace que ese rendimiento final, aunque sus especificaciones sean menores a las de la competencia, destaque. Y Apple consigue un producto que aunque no tenga los procesadores más recientes, atraiga la atención de los más exigentes. Pero algo está cambiando en ese modo de hacer las cosas.