En Septiembre de 2005 los podcasts estaban en plena ebullición. El iPod y su tremendo efecto de atracción conseguía que el mundo se interesara por aquellos archivos de audio a los que te podías suscribir y que empezaban a tratar casi todos los temas. Yo escuchaba varios, pero uno de ellos me gustaba especialmente por la forma de comunicar y de transmitir esa pasión por el contenido. Se trataba del mítico “Punto y Aparte”, de Carlos Fenollosa, un podcast sobre Linux que nos mantenía informados puntualmente de las novedades en el software libre.