Con la llegada de la nueva generación del MacBook Pro en 2016, numerosos usuarios profesionales se sintieron decepcionados. A la dura transición hacia el puerto USB-C había que añadir la ausencia de opciones de 32GB, motivos que se acumulaban a las incógnitas que rodeaban al Mac Pro en aquel entonces. Fue en ese momento donde empezó a fraguarse el argumento de que a Apple ya no le interesa este tipo de usuario, prefiere vender iPhone y iPad.
La compañía por supuesto niega que esto sea así. Lo ha reiterado en numerosas ocasiones y consciente de ello, ha preparado un plan de choque en el que lleva varios años trabajando. Con hechos como el lanzamiento del iMac Pro (silencio, se desarrolla) el año pasado, además de con palabras acerca de sus planes con el Mac Pro, previsto para 2019. Y, por supuesto, con los nuevos MacBook Pro 2018.