Publicado originalmente en Xataka
Aldeas Abandonadas es una inmobiliaria peculiar. Operar online, sin una sede física, es lo más normal de su actividad. El resto arquea las cejas de quien se entera: se encarga de vender aldeas abandonadas. Como con quien adopta un perro y le pone de nombre Rex, el naming de esta inmobiliaria es esperable hasta el extremo. Pueblos abandonados, mansiones descuidadas por completo en entornos rurales, conjuntos de fincas con antiquísimas edificaciones, vetustas bodegas de otra época, palacios venidos a menos… Todo eso es lo que podemos encontrar en su catálogo.
«La mayoría de propietarios son particulares», nos cuenta Elvira Fafián, su gerente. «O bien las han conseguido en una herencia, o se han comprado herencias de otras familias, o son promotores que pudieron comprarlas en su día pensando en convertirlas en instalaciones para el turismo rural, pero no surgió ese negocio y ahora las están vendiendo. La mayoría son de un único propietario».