El M1 ya está entre nosotros. Compradores y prensa comienzan a recibir sus unidades de MacBook Pro, Mac mini y MacBook Air, y obviamente lo primero que hace la mayoría de la gente es comprobar su rendimiento e intentar averiguar por sí mismos si todas esas cifras que Apple nos dio en su presentación de X veces más rápido (que la generación anterior del mismo equipo), son ciertas o no.
Las primeras pruebas del mismo han ido llegando, de discos SSD, de GPUs, tanto por software como Cinebench, GeekBench, o incluso pruebas empíricas de tareas concretas comparadas con otros grandes equipos de la marca y mucho más caros. Sin duda los resultados son espectaculares y nos presentan un chip, un sistema en un chip (SoC, System on a Chip) con unas características increíbles.
Pero, ¿cómo podemos interpretar todas estas pruebas? ¿Realmente un MacBook Air con un M1 superaría a ordenadores como el último MacBook Pro de 16” con Core i9 de 8 núcleos, tanto en proceso como en capacidad gráfica?. ¿Es cierto que el M1 es el procesador más rápido en procesos de un solo núcleo, por encima de cualquier ordenador Mac presentado hasta la fecha con Intel?
La respuesta es simple: NO. No lo es. El Apple M1 es un chip, que no procesador, de gama consumo. En palabras de Ferderighi, gama de entrada del mercado y ese es su objetivo: ser eficiente energéticamente y dar solución a usuarios convencionales o de sector consumo. Pero por otro lado, ofrece una potencia por encima de su competencia en el mismo sector. Y lo consigue. ¿Entonces? ¿Por qué los tests y pruebas dicen lo contrario? Bien, vamos a explicarlo para que entendamos dónde están las virtudes del Apple M1 y por qué ya no sirve la forma convencional de medir el rendimiento de un equipo.